El lugar del inframundo maya en el Popol Wuj adquirió una mala fama. Por parte por el mito mismo, pero también por influencias posteriores en la colonia, donde Xibalba fue asemejado al infierno cristiano, así como era el caso en la Teología Indorum de fray Domingo de Vico. En el cristianismo el bien y el mal están estrictamente separados. La religión maya es diferente. En ella una deidad puede actuar positivo tanto como negativo, dependiendo del comportamiento del creyente frente a ella. Como mostré en el libro de Xibalba y el nacimiento del nuevo sol, los Señores de Xibalba son efectivamente los Señores Cerro-Valle comunes, conocidos como Qawa Tzuul Taq’a en q’eqchi’, Ajwal Yuuq’ K’ixkab en poq’omchi’ o Rajawal Juyubal Taq’ajal en k’iche’, cada uno significando Señor Cerro-Valle. En un otro libro, Xajooj Keej o el Baile de Venado – publicado junto con Bert Janssens – se muestra que los accidentes, calamidades y enfermedades que cada residente de Xibalba representa y puede causar, son realmente solo diferentes aspectos de estas deidades Cerro-Valle.